Modelo NED: Equipar, tratar y educar

Un modelo innovador para transformar sistemas sanitarios a través del desarrollo de especialidades quirúrgicas

Las necesidades quirúrgicas de las personas más pobres del mundo han sido históricamente desatendidas. En 2015 la Comisión Lancet sobre Cirugía Global puso cifras a esta realidad.

Se estimó que casi 5.000 millones de personas en el mundo no tienen acceso a una atención quirúrgica y anestésica segura, oportuna y con protección financiera cuando la necesitan. La mayoría de estas personas residen en las regiones más pobres del mundo.

En países de renta media y baja, por ejemplo, 9 de cada 10 personas no pueden recibir asistencia quirúrgica con garantías. Y en una mayoría de países africanos más del 90% de la población no tiene acceso a estos cuidados. A nivel mundial, la falta de acceso a la cirugía ha causado casi tres veces más muertes que el VIH/SIDA, la tuberculosis y la malaria.

Población mundial sin acceso a cirugía en 2015 (%)

Esta realidad debe cambiar. Las políticas de salud global deben priorizar el desarrollo de la cirugía para fortalecer los sistemas nacionales de salud. Pues la atención quirúrgica es esencial para el tratamiento de muchas afecciones, desde enfermedades infecciosas, maternas y neonatales hasta lesiones traumáticas y distintos tipos de cáncer. Esta inversión salva vidas, previene la discapacidad y promueve el crecimiento económico.

Durante la última década, la fundación NED ha querido contribuir a este esfuerzo. Para ello hemos desarrollado un modelo de cooperación que permite ofrecer una oportunidad de tratamiento (neuro)quirúrgico a más personas, invirtiendo en equipamiento, garantizando una asistencia médica de calidad y priorizando la formación de los profesionales sanitarios. Este modelo tiene una aspiración clara: Equipar, Tratar y Educar (ETE) para transformar los sistemas sanitarios de bajos recursos.

El modelo NED: Equipar, Tratar y Educar

La promoción de una especialidad médica o quirúrgica en un contexto sanitario de bajos recursos debe tener en cuenta dos factores: el grado de dificultad de las intervenciones requeridas para desarrollar la especialidad (su nivel de complejidad) y la capacidad de los profesionales sanitarios para ejecutarlas con éxito (su grado de autonomía). A partir de estos dos parámetros, la fundación ha desarrollado un modelo de cooperación por niveles, de acuerdo con la infraestructura, los recursos y los conocimientos necesarios para alcanzar cada hito.

El modelo NED identifica tres fases de desarrollo con una complejidad creciente en cada ámbito. A medida que se avanza en la promoción de la especialidad, la complejidad de las intervenciones aumenta, así como la autonomía del equipo local para llevarlas a cabo. El apoyo externo podría ser necesario a lo largo de todo el proceso, pero el objetivo es reducir la ayuda externa de manera progresiva hasta que el equipo local sea completamente autónomo.

Para ello es clave apoyarse en lo que hemos llamado el método ETE: Equipar, Tratar y Educar. En cada nivel serán necesarias intervenciones en los tres ámbitos. En la medida de los posible todas las acciones buscarán equipar, tratar y educar al mismo tiempo. Este método puede aplicarse en casi cualquier tipo de intervención. Por ejemplo, la planificación de una misión quirúrgica puede contemplar acciones en los tres ámbitos: transporte y donación de equipamiento, material y fungibles; asistencia médica a pacientes junto con los profesionales locales (consultas, cirugías) y sesiones formativas impartidas por los voluntarios (sesiones monográficas sobre determinadas patologías, técnicas quirúrgicas o protocolos).

En el caso del Instituto NED de Zanzíbar, el objetivo de nuestra cooperación es crear las condiciones necesarias para que nuestros colegas puedan prestar servicios neuroquirúrgicos autónomamente una vez alcanzado el nivel 3. 

Desde el punto de vista de las organizaciones externas, por tanto, el objetivo es dejar de ser necesarios­. Para los centros, entidades o sistemas beneficiarios del apoyo, la meta es alcanzar la plena autonomía en la provisión, gestión y financiación de la asistencia médico-quirúrgica.

Aplicando el modelo: Neurocirugía global en Zanzíbar

La fundación lleva desde el año 2008 promocionando la neurocirugía global en África a través de diferentes iniciativas. Pero ninguna ha tenido mayor impacto que nuestra cooperación en Zanzíbar. La creación y codirección del Instituto NED Mnazi Mmoja es el proyecto más ambicioso por su alcance y los recursos dedicados a su desarrollo. Este centro es la mejor ilustración de cómo hemos aplicado nuestro modelo.

Cuando en 2008 un equipo de voluntarios llegó a Zanzíbar por primera vez, ningún neurocirujano había ejercido antes en la isla. Ningún recién nacido con hidrocefalia podía ser tratado en el hospital Mnazi Mmoja. No había protocolos de ingreso ni personal capacitado para en el tratamiento del trauma craneal. Por lo que la mayoría de los pacientes que ingresaban con un traumatismo craneoencefálico grave morían.

Tras este primer viaje, las autoridades sanitarias de Zanzíbar solicitaron a la fundación colaborar a largo plazo. Querían desarrollar la neurocirugía de manera integral. Al inicio, la opción más viable fue la organización de misiones quirúrgicas de corta duración. En paralelo, la fundación adaptó una tecnología disponible en hospitales europeos para poder tratar ciertas patologías. El neuroendoscopio portátil permite atender a los pacientes sin necesidad de contar con esta tecnología localmente. Inicialmente dos médicos recibieron una capacitación acelerada para abordar emergencias neuroquirúrgicas y cirugías más sencillas.

A partir de 2013 la fundación escaló sus intervenciones. Financiamos la construcción del primer Instituto monográfico neuroquirúrgico dentro del recinto hospitalario del hospital Mnazi Mmoja. Al centro se le dotó de autonomía para contratar a su propio personal y funcionar como un centro de especialidades. A partir de este momento el desarrollo integral de la atención y la formación neuroquirúrgicas pudo ser viable.

Modelo NED: Equipar, Tratar y Educar.

Desde entonces nuestras intervenciones han tratado de ser coherentes con las diferentes fases de desarrollo, tal como recoge esta Tabla. De acuerdo con el modelo, en el primer nivel los facultativos solo tratan las patologías menos complejas, mientras que las intervenciones en educación priorizan la búsqueda, la motivación y el empoderamiento del talento local. Se avanzará de manera progresiva en la promoción de la especialidad conforme se vayan cumpliendo los hitos previstos en cada etapa.

Alcanzar el tercer nivel es un hito en sí mismo. En esta fase, los especialistas locales deberían estar en condiciones de abordar las patologías más complejas, o al menos una mayoría de ellas. Para ello será necesario disponer de una infraestructura avanzada y contar con especialistas experimentados capaces de formar a nuevos residentes.

En cada etapa trabajamos para cubrir las necesidades de infraestructura, asistenciales y formativas junto con las autoridades locales. Hoy estamos orgullosos de que el Instituto NED esté en condiciones de alcanzar los hitos previstos en el segundo nivel. 

Más allá de nuestra experiencia, este modelo puede ser útil para otras organizaciones interesadas en la mejora de la salud global y el cambio social. Por ello hemos publicado un informe donde explicamos el modelo y lo situamos en un contexto más amplio. Si te interesa, puedes descargarte el informe junto a una plantilla de trabajo para planificar diferentes intervenciones a partir del modelo (en español e inglés):

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